Miraba su cara mientras dormía y pude ver la alegría, un beso le di en la frente que ardiente quemó mis labios, fue un gesto diferente con el aliciente de haberlo disfrutado, su boca cerrada y su corazón abierto, al futuro incierto, sus manos entrelazaba a un sueño que la ahogaba... Solo quería sentirse amada y valorada... Sentir que era la llave para un alma encadenada...
Lágrimas vacías no la llevaban a la alegría, la vida era tan fría y ella tan fuego, ella era así como un lucero que en medio de la más oscura noche, brilla con esmero, tras una mirada altiva una sonrisa cultiva, el sol sale de su boca y alumbra lo que toca.
Como puede ser que sus ojos lloren si su camino está lleno de flores, de vivos colores, solo queda esperar que su tormenta se aplaque y el alma de paz le empape. Su sonrisa vuelva a dormirse en su linda boca... y sus ojos recuperen su brillo espectacular.