Si Dios me diera un deseo siquiera, pediría por el olvido.
El olvido de los roces de piel que parecían alas de mariposas.
La desaparición de los firmamentos en los ojos.
Que mi boca ya no esbozara esa curva traidora al pensar en ti.
Que las noches ya no fueran largas.
Que las esperanzas murieran de una buena vez.
Que las canciones ya no supieran a agrio dulce.
Que se agotaran las mejillas sonrojadas.
Que muriera tu imagen y el color...
Para así dejarte completamente.
Y que mi mundo fuera de un solo tono gris
Sin tardes rosas.
Sin ti...