Como no recordar ese cuerpo hermoso,
Que desnudo caminaba hacia mí,
Que gritaba que lo haga mío,
Y encontraba en mí tus deseos.
Mariela, mi negra preciosa,
De sublime caminar,
De dulce besar,
De entrega al amar.
Aquellos lindos senos que no puedo olvidar,
Aquellas caderas de rítmico mover,
Aquella dulce cueva con sabor a almíbar,
Aquellas suaves y redondas nalgas
Que encierran el túnel del tiempo del cual no quieres escapar.
Mi templo! Si! Tu cuerpo…
Aquel que merece una oración al éxtasis de la pasión,
Aquel que fue mío y hoy no lo es;
Recuerdos que quedaron hechos canción.
Mariela; a ti te dedico esta poesía,
Letras del corazón,
De este humilde servidor
Y del cual eres dueña de su corazón…