El ocaso impregna de radiante luz el horizonte, y el cantar de los pájaros son como una melodía constante que satisface mi interior, el tiempo pasa lento cuando no estás junto a mí, las constantes melodías de amor que resuenan en el auricular las amoldo a nuestra historia, la sonrisa constante que irradia mi rostro es reflejo de remembranzas de nosotros, todo lo que veo, pienso y escribo tiene luz, tiene alma, los colores brillan más de lo habitual, el negro y gris se han desvanecido y pareciera que las piezas de mi rompecabezas al fin están completas.
Se sueña despierto, las ideas fluyen y todo empieza a cobrar sentido. Las ganas de hacer y el deseo de estar son mas latentes que nunca, se ha dejado atrás el abismo y obscuridad que me carcomía lenta y constantemente, se siente vida en el interior. Llegaste a sanar las heridas que nunca pensé que tendrían cura, fuiste el bálsamo que unté para cubrir los raspones que la vida me había dejado. Recobro la confianza, derrumbas mis murallas, y reconstruyes el camino y los detalles y las flores son formas desesperadas de expresar mis sentimientos, porque las palabras no considero que sean suficientes y en cada detalle por mínimo que sea tiene esencia y espíritu.
No sé ni cómo, ni cuándo llegaste, pero giraste mi mundo, y ahora sé cual es la dirección correcta, TU eres mi razón de ser, mi razón de existir, lo único que quisiera es que TU te dieras cuenta de esto y que este sentimiento fuera recíproco.
Con cariño
José Miguel Torres