Mientras hago inventario de mi vida,
no me sorprende comprobar con qué facilidad
apareces tú…
“Hola amor, ¡buen día!”
“¡Que tengas un bonito día!”
“Buenos días amor, ¡que tengas excelente día!”
Estas frases que me diriges cada mañana,
para mí son más que un saludo,
más que fórmulas de cortesía obligadas
y más que sólo buenos deseos:
son el reflejo fiel y exacto de los sentimientos que
anidan en tu corazón de mujer enamorada…
¡manifestación tangible de que me amas!
Estos saludos matutinos hacen que mis días sean
excelentes, buenos y bonitos:
pequeñas grandes cosas que compartimos tú y yo…
tu saludo matutino que me transporta a mi edén particular,
tu risa cristalina que me enamora como a un adolescente,
tu sensual voz que me hipnotiza y me mantiene cautivo,
¡son las señales que me mandas para dar vida a mi existencia!