Tiempo después... -¡Pablo!... ¿Eres tú?—
-Katia... ¡Oh claro! ¿Pero cuanto tiempo ha pasado no crees?-
-Pablo... Si efectivamente cuanto tiempo, ¡te he echado mucho de menos!-
Ella...— ¡Oh tío! pero si fue usted quien decidió alejarse y abandonarme ¿no lo recuerda...? ¿Acaso el tiempo también borra recuerdos, acciones y palabras...?-
-Pablo... ¡No claro que no! Sé que cometí un gran error, me alejé de quien me amaba ¿no es así...?-
-Katia... En efecto así es, yo le amé tanto desde ese primer beso que sus labios me dieron, ese beso mágico, fugaz, bello, con el sabor más dulce de sus labios... sus labios besaron aquellos labios inocentes, sublimes, esos labios puros sin ningún pecado. Esos labios fueron los míos, señor. Le amé tanto que desde ese momento usted se convirtió en el centro de mi universo y usted que desafió noches peligrosas por verme, besarme y abrazarme, dijo amarme con la misma intensidad que yo le amaba.
Usted señor, usted quien probó en mí la inocencia y la ternura, usted quien experimentó en mi piel lo que es una pasión inocente provocó en mi ser la locura el deseo hacia sus besos, su piel, su veneno, le amé hasta entregarme en cuerpo y alma. Su amor señor, su amor penetró en mí de la forma en la que ningún otro caballero ha podido entrar y no pregunte si le extrañé, que ese fue el peor de los tormentos. Cuantas noches de insomnio, de llanto, de gritos de dolor... de imaginaciones que torturaban mi mente, puesto que usted caballero yacía en brazos de otra. No sabe lo que fue de mí soñarle y despertar sin usted, era lo peor ¡hay mi señor! si usted hubiese sentido lo que yo sentí, créame no le quedarán dudas ¡de que le amé más que a nada en el mundo!-
-Pablo... Me ha dejado sin palabras usted, me amó no me quedan dudas. Tal vez lo supe cuando me alejé, supe que me amabas bonita ¿pero yo...? Yo creo que estaba confundido.-
-Katia... ¿Confundido? Deje de mentir y diga la verdad, nunca me amo yo lo sé.
-Pablo... No es eso, yo le quise mucho.-
-Katia... Usted lo ha dicho me quiso, mas no me amó.-