... y llegará ese día
Y llegará ese día que dejemos de escuchar sus pies descalzos en la madrugada corriendo para acurrucarse en nuestra cama; a nuestro lado.
No habrá más ropa tirada en los pasillos, ni juguetes regados en las escaleras, la televisión será sólo para mami y papi y las migajas en el cuarto desaparecerán.
No se escuchará esa voz desde el baño pidiendo ayuda, ni pedirán más mi teléfono para jugar. La pelota se quedará sin aire por falta de uso, la bicicleta se oxidará por abandono. Esos controles con los que jugamos FIFA permanecerán en el cajón y no tendremos más domingos de películas.
Sé que voy a extrañar esas risas interminables en la habitación, las maromas en la cama, el apretón de cachetes y las luchas o aquellos gestos de molestia al asustarlos. Sé que me hará falta corretearlos por el pasillo, cantar y bailar frente a mami.
Dejar de verlos dormidos después de una jornada larga, de una noche en vela; de nerviosos por el examen, ansiosos por salir a pasear en moto; será triste.
... y llegará ese día, mientras tanto quiero que su niñez sea inolvidable como lo será para nosotros.