Hace ya cinco años que año tras año vienes con tu barraca a enfrente de mi casa, año tras año que en esos días mi corazón se vuelve loco.
Se que estás en otro barrio, el cual me es imposible acudir o quizá si, con alguna excusa absurda... sabes bien que ambos tenemos compromisos que nos retienen... Sabes bien a que me refiero... Ni siquiera se si esto, por casualidad, llegues a leerlo un día... sabrás que eres tú y sabrás que soy yo quien lo escribo...
Y todo esto soy incapaz de expresarte lo de otra forma, no tengo medios no se decirte, ni tampoco entiendo porque el corazón se me para cada vez que te veo. Excusas palabras cruzamos, es difícil porque nunca estamos solos... siempre hay un montón de gente alrededor, que ni un triste hola me sale por miedo a que el resto se de cuenta que me vuelves loca.
Miradas furtivas nos hemos dedicado y alguna que otra sonrisa a medias, me miras, te miro y apartamos la mirada, temerosos de dejarnos llevar...
Recuerdo esa mirada en la tienda, esa mirada que conectó nuestros ojos por tres o cuatro segundos, quizá alguno más, tu media sonrisa pícara y mi cara de congelación... no pude aguantarla más y bajé la cabeza con el estómago encogido y las piernas temblando... Miradas desde mi ventana a ver si salías a la puerta de tu caravana y lo hacíais y volteabas los ojos hacia mí y eran tan pocos los segundos que no sabía nunca que decir...
Te despediste de mi con la mano hacia arriba diciendo adiós mientras tú coche se alejaba... Y este año quise hacer lo mismo y madrugué para decirte adiós pero... Ya te habías marchado... me gustaría ir a ese otro barrio, pero no quiero que parezca que te persigo allá donde vas, y sabes que no puedo ir allá donde quiero...
Sé que es una locura absurda y que quizá esas miradas solo sean propias de mi imaginación y no signifiquen nada, pero... me gustaría cerrar los ojos y que tus labios se acerquen un día a los míos, tus manos a mi cintura, y tu respiración suene entrecortada, y así en un solo beso, amantes de la locura, nos recordemos año tras año hasta la sepultura...
Ni siquiera un apellido, un número de teléfono o una dirección... Solo un nombre y unos ojos que resuenan en mi corazón. El resto del año hay muchos periodos largos en los que me olvido de ti, pero de repente así sin darme cuenta... vuelves a estar aquí, vuelven a estar las mariposas en mi estómago y esas ganas locas de un momento a solas... se me hacen cortos los días y un vacío se queda cuando ya no están las caravanas enfrente de mi ventana...
Suena tonto e incluso ridículo, pero me siento como una niña que no sabe que hacer... Quizá un día leas esto y te sientas identificado con lo que te he escrito y sientas deseos de ese momento a solas, búscame, haz locuras, consigue que ocurra, y luego ya decidiremos si nos arrepentimos o no... si es un pecado o no esta sensación...