Y pensé...
Cuantos encuentros he vivido, cuantos secretos, verdades, olvidos he podido escuchar.
Aquí en mi tronco, hasta he podido tocar espaldas rendidas en mis cortezas gastadas de tanto ser rozadas, en mis ramas abatidas aguantar el peso de lo que quisiera ser colgado o creado.
Como pude estar tan ciega y no ver que aquello que llamaba árbol era yo.
Empecé a verme y vestir mi cuerpo, esas ramas mis manos, sus hojas mis pensamientos, sus raíces mis pies...
Ya no estoy estática ni sirvo de descansos egoístas, ahora me vi y solté cualquier tipo de ancla disfrazada en forma de reproches, envidias, lamentos, órdenes, machismo...
Si te miras que ves? un árbol hermoso? cuantos árboles creen no serlo y cuantos creemos tener un cuerpo y en realidad somos árboles.