Lleva de mochila tus miserias como estandarte
la cosecha del bien poluto arrogante atesorado
cuando la voz de la vida te llame al estrado
deja tu cara de avaro y ponte una máscara de semblante.
Ve con tu repleta alma vampiro y corazón ausente,
deja tus cofres del usufructo proletario y
la inútil fantasía del orgullo propietario,
la mujer ciega tiene un pulpito al límite inclemente.
Entra con sigilo tus pasados marchitos de estirpe,
tu distante sesera de metal e inútil mimbre,
la patria de la tierra estéril no licúa tus besos,
sepultará tus mentiras de átomo denso y absoluto.
Ve elevando plegarias y acopio de rezos,
no esperes en el banquillo ni un mínimo indulto.