Mi eterno niño travieso…
Mi pajarito cantor…
tan vivaz y cálido.
Tus ojos compiten con el cielo,
tus risitas iluminan mis mañanas.
Tus manitos… esas manitos…
autoras de mis caricias al alma.
Benicio, mi eterno niño travieso…
risueño, juguetón y goloso.
Dueño entero de tus sueños,
inspiración de los míos.
Observador del cielo,
admirador del sol y la luna…
Benicio... tu nombre, es el nombre que elegí ponerle a este amor.