La Parca muy pensativa se hallaba, miraba
a todos los poetas que en tu breve espacio
se encontraban.
Todos muy atentos y correctos, dirigiendo
sus finos argumentos
¿ Con qué pretexto me llevaré en mi carreta.
A tanto poeta ?
¡Achis, achis! Reflexionaba la forma discreta
para llevarse a su morada todo aquél que se
le presentara.
¿A ver Edgar, dígame usted a quién me llevaré?
Al escuchar a nuestra Calaca, Edgar no supo que hacer
pegó un grito de espanto y de un salto, se echó a correr
La Muerte sin reparo
decidió tomar a todo el rebaño
A ver mis cursis poetas,
suban sus maletas
recogan sus escritos de antaño
que a dónde los llevaré
hay harto ermitaño
Refunfuñando les gritaba
nuestra enojona Calaca
¡Nada de tinta, que en su nueva
morada, no cabrá tanta palabra!
Tu breve espacio se desboronaba
al ver desaparecer a tanto escritor
que se llevaban
Entre la remambaramba,
Edgar y su equipo detrás
del monitor se ocultaban
creyeron que se saltarían
las órdenes de la Calaca
con lo que no contaban
es que la Huesuda
ya los acechaba
¡A Jijo mano! Me faltan unos cuántos
tendré que ir a buscarlos
¿Pero que hacen aquí
estos chamacos?
Se quieren pasar de listos
y eso no va conmigo
Edgar le suplicaba que su grupo no cerrará
que en su honor, un concurso se lanzaba
Mira mi Calaquita, se olvidarán
del amor y en tu honor, escribirán
unas líneas de horror
La Muerte tentada estaba
de aceptar la oferta brindada
Sin embargo dudaba, que de
un poeta saliera pura rabieta
Finalmente tomó a sus descarriados
a todo el equipo del breve espacio
y arrancó con su carreta al lugar indicado.