No me interesa conocer más caminos en el mundo. No necesito de un equipaje mayor, para caminar hacia cualquier parte. Me declaro un nadaista incumplido con el destino. Un perdido corcel de una jauría de pegasos dorados y lapislázulis. Soy como las noches que imaginan los viejos, cuando presienten los pasos de la parca. Soy como un pájaro puro que anida en el crepúsculo de los silencios. Soy el corazón azul de los corazones rojos y verdes. Vivo abrazado al sensual coloquio, de los desnudos que hechizan con los efímeros embelesos, de la fugaz belleza.