Te diré que las flores suspiraron tu nombre mientras los rayos de luna acarician tus formas pálidas, tus ojos tristes.
Me pregunto, entre sueños, que sentido tiene que tu voz se llene de lágrimas si tu calor puede derretir diamantes.
Te diré que los ángeles entonan sus dulces voces y cantan con dolor cada desdicha que golpea a tu puerta.
Si estas estrellas brillan aunque tus sollozos desgarren galaxias enteras, ¿qué sentido tiene tu desesperación, tu rencor?
Me pregunto si las constelaciones escuchan tus gritos rotos o si apartan la mirada indiferentes.
Te diré que esas debilidades te hacen ser quien eres, porque te hacen vulnerable, honrado.
Me pregunto si la propia carne se desvela para consolar heridas podridas o si por lo contrario se revela, agresiva.
¿Qué sentido tienen tus virtudes, tus valores frente a depredadores hambrientos de pureza? ¿Qué sentido tiene que añores comprensión si solo te atacan con exigencias?
Te diré que precisamente eso es lo que admiro de tu persona, de tu corazón...de ti.
La belleza de un alma fácilmente corrompida.
¿Qué sentido tiene aprovecharse de una manera tan sanguinaria de tus ideales si se consiguen las esmeraldas con amabilidad y afecto? ¿Con respeto y comprensión?
Te diré que es fácil conquistar el afecto de un chico de ojos tristes si se sabe hablar con el alma y actuar con el corazón.
Me pregunto el porque eres tan bueno, tan sincero.
Te diré con humildad y respeto, que te admiro por ser como eres. Te respeto por guiarte y resistir la soledad de un mundo lejano sin temer el silencio de las noches o al fulgor de los días vacíos.