Porque es el camino marcado y realmente crees que es el correcto.
Te lo han repetido durante años, te han inculcado que si no te sales de esa linea llegarás a la felicidad plena.
Los años van pasando y caminas por ese sendero idolatrado, sin salirte ni un ápice del recorrido, cual burda marioneta.
Algo no va bien, sigues las instrucciones marcadas paso a paso pero en tu interior te das cuenta de que no avanzas hacia dónde tú quieres.
Ellos están ganando, entre aplausos y felicitaciones intentarán que no escuches esa diminuta voz que por momentos te invita a cruzar la linea, a salirte, a abrir la mente.
Aquel día lo hiciste, lo recuerdas? Fuiste reprochado por no hacer lo que debías, fuiste fustigado por romper las directrices que te marcaban, fuiste castigado por intentar ver un poco más allá de la mano que te tapaba los ojos y fuiste burlado por creer que realmente podrías llegar al mismo objetivo usando otro camino.
Todo cambió en aquel momento, aquel maravilloso día en que tomaste rumbo transversal al “buen camino”.
Fue justo después de poner el primer pie fuera de la linea cuando todo tomó sentido.
De repente comenzaron a brotar multitud de senderos en todas direcciones, rectos, curvos, anchos, angostos, claros, oscuros, pero todos abiertos.
Y entonces lo comprendí, lo más importante no es llegar a esa meta que todos definen como felicidad tratándose básicamente de una hipoteca, cuatro hijos y un monovolumen...
Lo verdaderamente importante es disfrutar del camino que te lleve a "tu objetivo" pues ese camino será tu vida.
Hazlo...