No obstante nada quedaba en
aquel lugar, dónde parecía ella, fue feliz.
Ella, inquieta, pensando en las palabras
que retumbaban por su mente.
¡Quédate amor mío!
¡Te amo!
¡Quédate por favor!
¡Perdóname!
¡Te amo a ti!
¡ Lo siento!
¡No te fui infiel!
De nada sirvieron aquellas súplicas disfrazadas de mentiras.
Ya todo estaba decidido, ya todo se
terminó.
Ella con su maleta color rosa junto a la
puerta, el boleto de avión en su cartera
y el adiós definitivo.
Eran lo único que necesitaba
para volver a ser feliz.
✿ ❀ Alejandra Moreno❀ ❁ ✾