Cuánto quisiera haber perseguido el eco de tu risa al escurrirse la lluvia
La lluvia que empapó el cuerpo de tu ausencia sobre el crujir de mis labios
Rompiendo en pedazos lo que a mi alma y a este cielo le quedó de luna
Sólo porque mi soledad no evitó decirte desde la muerte lo extraño
De hacer rodar mis lágrimas y su calor más allá de tu cintura,
Esperándome
Imagino verte pintar el baile de la nieve sobre la voz de tu melancolía
Observándola caer desde cielos negros imitando ambas pupilas
Las que me vieron escapando en el asesinato a una de tus sonrisas,
Creyendo captar la escena donde la noche quiebra toda mi vida,
Recordándote
Vasta lejanía que arrastra en sus carreteras los sueños de la roja rosa
Para ponerlos en tu pelo y sentir desde aquí que me llevas prendido
Desde la última punta escalando hacia la puerta de tu memoria
Y decir que yo soy el recuerdo donde me besas como si fuera un niño,
Elevándome
Ayer vino una parte de tu alma para brindar por mi tristeza, Leidy,
Y contarme que soy como una hoja seca y fría en tus pensamientos
De esas que vuelan detrás de ti si tu corazón quisiera mirar atrás
Piénsame en las tardes donde morí por impresionarte en silencio,
Sintiendo abrazarte
Mírate frente a mis cartas Leidy y léeme fiestera a media soledad
Descúbreme a media oscuridad, tras las máscaras de mis palabras
Diciéndote la fantasía que es tocarte frágil y saber que nunca estás
La crueldad de verte correr sonriente con la colección de mis miradas,
La despedida errante
No me llores, niña fantástica, porque no me verás ante la niebla
Cuando llegue a tus ojos y tu instinto quiera buscarme
Con el juramento de ir hacia ti con la sonrisa que sueñas
Desde aquel viejo pueblo donde no paro de imaginarte,
Decorando mañanas
Espérame con el recuerdo añejo y lírico de mis letrillas
Que tratan de decirte: yo escuché tu respirar a mitad del sol
Cuando la angustia de tu regreso me repetían las caricias
Que nunca recibí de ti por hablarte siempre desde el portón,
Sin sospechar nada
Espérame en donde la alegría se disuelva con este aguacero
Dejándote la pena de no escuchar tus risas sobre las almas
Que te dicen y te acompañan en esos aires de pasados sinceros
Donde tu mirada se elevaba ante aquella luz tan inusitada,
Intocable para mis ojos
Falta tanto o poco para que tus labios tengan el color de mi sangre
La que navega por un corazón ante el amor tan incipiente
Ese día, Leidy, todo durará un parpadeo, y yo al marcharme
Me despediré como la nube que firma en el cielo toda su muerte
Sacudiéndose viejos otoños
Espérame, Leidy, mirando volar palomas grises sobre tu cara
Que yo seré una de ellas perfilando en la tarde mi funeral
Si el reloj algún día te grita que el tiempo nace y te mata
Y luego se mata él con el parlamento hacia la realidad,
Cumpliéndose
Yo capto desde una cometa el sonido de tu alegría infantil
Corriendo entre atardeceres que siempre te pintan a ti
Aquel rostro que nunca fue mío brillando de a por mil
Como el sol que desde que no estás nunca quiso salir,
Desdibujándome
Si tan sólo, Leidy, tú calcaras en mis labios el primer beso
Despeinándome con tu inocencia de cristal terciopelo,
Háblame si mi mirada la ves borrosa en tus sueños
Si mi angustia alcanza a correr las calles de tu cuerpo,
Estremeciéndote
Espérame sin cerrar la ventana por donde yo te cantaré
La poesía que antes fue una hoja con pocas melodías,
Espérame, Leidy, aunque en tu tejado no pare de llover
Y el agua lleve en su cauce la tinta de una carta suicida,
Marchándose
Cuánto quisiera que tus manos intentaran amarrarse con las mías
Y juntos llegar a donde el tiempo nos acaricie con una llovizna
Creyendo que en tus ojos media tarde, veré el sol en su despedida
Cuando las nubes se mueran felices como yo quizás lo haría,
Espérame, Leidy, y siénteme tan cerca a tus orillas
En la esperanza que te habita,
Amante fugitiva.