Hay líneas en esta vida que no se deben cruzar, porque una vez las cruzaste por más que te arrepientes las consecuencias estarán ahí, como un recuerdo latente del por qué estaban presentes las advertencias.
Lamentablemente no se puede volver atrás y lo único que nos queda es seguir adelante, sacando fuerzas dónde no las hay y esperando que el tiempo haga su milagro de siempre: acordarnos del olvido.