Es un ser que lo da todo sin esperar nada,
de singular belleza de mágico resplandor,
que das la vida en esta tierra a tus retoños,
¡eres creadora de amor!. Endulzas con tus
palabras y cautivas con tu mirada.
Radiante de alegría junto a sus hijos y sus
nietos, comparte tus sueños y ríe con tu risa,
un ángel celestial que nos cubre con su amor
cuando la tristeza nos embarga por alguna razón,
mujer que con sólo un beso en la frente perdona
nuestras ofensas y errores.
Ella, lleva la magia de un radiante amanecer, en
sus cálidos ojos se refleja el amor y la bondad,
es un poema de blanca cabellera, es dueña de mis
sueños, ese amor que por ti siento, es el que me
inspira a escribir estos versos para ti madre mía.
Hoy la tristeza inunda mi alma, el dolor de tu
ausencia de no tenerte más a mi lado es inmenso,
como inmenso es tu recuerdo, el dolor del alma,
de no estar más a mi lado, por ello al mencionarla
me embargo de emoción, la nostalgia de su memoria.
Hoy que de la vejez en el ocaso, de mi blanca cabellera,
contemplo la vida sin encanto, al recordar tu eterno
amor, de mis cansados ojos brota el llanto, porque
pensando en ti, me siento niño, que triste es el mundo
sin ella, como vago sonámbulo entre este mar de tristeza.