Y entre tanto escombro anudado al recuerdo
me quedó entera una ilusión...
la ilusión de que vinieras y conmigo estuvieras
tan solo un beso, con pocos abrazos
mi piel se quedaría quieta y por un instante
la fiesta de mi lujuria, habría sido tuya.
Sin querer no llegaste, seguiste tu camino
te saltaste mi avenida y cruzaste por mi calle
no detuviste tu andar en el número de mi hogar
y puedes creerlo amor desconocido, que con
todo mi cariño, yo esperé todo el día y por las
horas de luna, en ti pensé... entre
nosotros creí que podía suceder un encuentro
inesperado, algo deseado, con locura y pasión
amarnos...
¡Si, lo sé! me pierdo, divago en la imaginación
de lo que no será, de lo que conmigo no es
pero fue exquisito sentir tus manos merodeando
mi piel, succionando mis labios y probando mi boca
entre tanto calor nos despojabámos de la ropa
y susurros se hacían escuchar en sonetos de
quejidos, yo me convertía en un amante sin freno
y tú, en mi único dueño.
Todo un caballero y en su brazo una bella dama
que le acompañaba, así fue desde el inicio
de éste idilio, pero en una noche arrebatada
nos quedó el alma, el deseo, las ganas de sentirnos
y complacernos.
Y es así, mi eterno desaparecido
como anoche...
Yo le soñé.