Esta es la historia de cuando la luna se convirtió en mujer. Anduvo vagando por el mundo, acompañada muchas veces, sola otras tantas.
Una noche mirando al cielo una estrella fugaz calló al mar. Desde entonces la luna y la estrella con amigas eternas.
Cuando en la noche todo está oscuro, la estrella brilla sobresaliendo a todas las demás, recordándole así a la luna que con ella siempre estará. Si la noche es plateada, la luna brilla llena para cuidar de la estrella, y así esta nunca se pierda. Pero si el caso es de una noche clara, sin luna llena y tampoco estrellada, la luna y la estrella brillan juntas desde el ocaso hasta la mañana.
Aún cuando es de día y no pueden ser vistas, van siempre
de la mano, escondidas detrás de la luz, rodeadas por el universo
y esperando el momento en que juntas iluminarán la noche, aún
cuando la distancia entre ellas sea del tamaño del cielo.
La escribí a mi mejor amiga, en respuesta a una carta que me hizo de despedida cuando supe que me iba a estudiar la universidad a otra ciudad. No supe como escribirle una carta, todo me ponía muy triste, así que improvisé la historia, la luna siempre me ha gustado. Fue mi mejor manera de relatarle como percibo nuestra amistad.
Colaboración de Romina Danisa Ferrada
Argentina