Hoy han pasado por mi puerta, iban cogidas de la mano y cuando me han mirado, lo han hecho con ternura porque ellas mejor que nadie, saben de mi dolor, saben lo que es querer salir corriendo a buscarte, saben lo que es desear, necesitar y no encontrarte.
Me han abrazado y no me han dejado en todo el día, fría compañía como la suya, que me recordaba mi carencia y cuando a llegado la noche, han querido hacer una fiesta, les he rogado y suplicado que no lo hicieran, pues querían llamar a sus dos compañeras, las cuatro damas bailando en mi alma: Añoranza, Soledad, Tristeza y Melancolía.
Mi Añoranza por otros domingos vividos.
La Soledad de mis abrazos sin los tuyos.
Tristeza por no contemplar tu sonrisa en este día.
Y la Melancolía infinita de mi corazón.
Cantaban tu nombre en mis oídos, mientras revoloteaban dando vueltas a mi alrededor, y solo cuando han visto mis lágrimas me han dejado oir tu voz, ha sido solo un minuto:
Te quiero mucho, mi amor.
Minuto de gloria y alegría, que a las cuatro esfumó.
Colaboración de Ana Sansaloni
España