Niño no nazcas en Saturnales bacanales.
El tamborilero repetidor,
en el redoble de sus palillos,
sobre el cuero de su piel,
engañado, su vida se lacera.
Quejándose suena.
Lamenta estar solo,
en una engalanada mesa puesta.
La madurez adultera su mirada,
recordando afortunado el infante que fue.
Recuperando en su memoria una familia muerta.
Árbol de plástico presente,
un día joven él,
desangro boscoso la sabia naturaleza.
Entonces era leña.
Ascuas en su nostalgia crepitan en el fogaril.
Muérdago, flor de pascua,
reyes magos figurones que no llegan.
El hombre vestido de rojo, de barba nevada.
No cabe por la chimenea.
Falsa estrella de Belén, perdiste la cola en un errante cometa.
En el portal de cartón piedra,
el retoño ni te recuerda.
El tamborilero con el plato en blanco,
ya no tiene necesidad de colgar farolillos de papel,
ni bolitas de colores que prenda su tristeza.
Rotos en su corazón remendado, yermo se revienta.
la tira con flecos para el ahorcado para que no le duela.
Tiempo de besos, abrazos entrañables, bebida sin control,
copiosas comidas de amigos y de empresa.
Muchas felicidades dadivosas babosas.
Que generosos somos en estas fechas.
Damos limosna y aflojamos la cartera.
Cuanto os queremos necesitados en esta romana fiesta,
merluza a la romana.
Así limpiamos nuestra conciencia.
En un nocturno iluminado fraternal.
Encontró a su enemigo borracho de humanidad.
Le increpo el nuevo amigo,
villancico trasnochado, que ricos somos.
Que tenemos hasta pobres de Navidad.
Por el camino que lleva a Belén,
el redentor se ha buscado para nacer jubiloso.
Otras propicias fechas.