Como una leve brisa, como un susurro,
un aletear de mariposas, hoy me llega tu voz
y con tu voz tu aroma y con tu roma
-recuerdo de violetas en rosas enredadas-
tu nombre, y el poema aquel de Bécquer
-el de las golondrinas- que tú me recitaste
una tarde lluviosa de noviembre
propicia para el amor y la melancolía.
Tu voz me llega ilesa, musical como entonces
y en mi oído se acuna y el alma mi acaricia
endulzando la pena que siento por tu ausencia.
Colaboración de Alfredo Cortés Camacho
España