Ojalá que el sol no me encuentre
que no brille sobre mí,
que los versos en mi mente
no hablen ni piensen, mucho menos salgan de allí.
Ojalá que el sol no me encuentre,
que la vida pase tranquila,
que en la complicada vida no me adentre,
y que me salve de mi destino quien vigila.
Ojalá que el sol no me encuentre
que sobre mí pase de largo,
que su luz no se me muestre,
pues aun con el dolor me dejó cargo.
Ojalá que el sol no me encuentre
que se aleje de mi vida,
que el invierno lo secuestre,
que lo oculte de manera indefinida.
Ojalá que el sol me ignore,
que no me vea escapando,
que otras cosas atesore,
que se vaya de mí alejando.
Ojalá el sol de mí se esconda,
ojalá no salga más,
que al día no responda
y al invierno no arrastre jamás.
Como el sol, el pasado persigue a muchos, no importa cuan lejos de él estemos, siempre nos volverá a encontrar, ojalá el pasado se pueda perder para siempre y que jamás vuelva a nuestra mente para así poder disfrutar lo bueno que puede pasar en el presente.
Colaboración de Benjamín Cortez
Guatemala