En el sigilo de la noche
mi corazón murmuraba por ti,
un tanto taciturno y melancólico,
pero sereno, esperando un nuevo amanecer.
Anhelándote, queriéndote, y amándote
con una fuerza avasalladora que emana
muy dentro de mí y hace que se acreciente
cada día este sentimiento hacia a ti,
con el simple hecho de existir.
Colaboración de Alondra
Honduras