Ese temor del que sabemos.
Es temor nuestro.
Es miedo de ti, de mí. De todo.
Miedo a que el ignoto imprevisto
se plasme en lo esperado y
que el amor en nubes soñado
sea desenterrado del lodo.
Miedo a vencer el desencuentro.
No es temor a la cita. No al desencuentro.
Sí miedo a que la nube se pinte al momento.
Miedo a la callada cita que nos unió.
A que resurjan manantiales de emociones y
se tiña color esperanza,
lo que imaginamos está sucediendo.
Nos urge el conocernos
y la prisa por olvidarnos.
Mi alma tiene palabras y
la tinta se revela a volcarlas.
Aun necesito comprenderlo.
¿No te incomodo si estoy contigo?
Veo acercarse al amor y aun me resisto.
Pero me lleva. Me lleva de extraño modo.
¡No luches! ¡No resisto!
De algún modo está escrito.
Saborear lo dulce y lo amargo
Nos dará una larga alegría
o tal vez un largo llanto.
Quién de nosotros, Amor,
Sabrá conjugar una decisión.
¡Voy al amor!
¡Es inevitable!
Colaboración de Ricardo Álvarez
Argentina