Por todos admirado,
con valentía él ha nacido,
más su estrella lo ha abandonado,
para él todo se ha perdido.
Por todas envidiada ella,
por su eterna belleza celestial,
más vendió el corazón que daba,
su energía para siempre brillar.
Esa noche ni la Luna la olvida,
aquella donde el caballero lloró,
nunca antes derrotado en su vida,
una flor con espinas lo venció.
Solo esa cicatriz le queda,
esa que tiene en el corazón,
pobre loco que en su vida anhela,
aquella que le robó la razón.
Pobre flor que no regresa,
habiendo ya envenenado su alma,
se fue con un rey y su riqueza,
dejo atrás lo que le daba calma.
Ahora los dos sufren y lloran,
mientras ninguno feliz será,
mientras la sangre de uno decora,
con lágrimas ella vivirá.
¡Es imposible para un verdadero
caballero pisar una flor;
pero que fácil pisa la flor al caballero!
Colaboración de
Emmanuel López
México