Supongamos que tienes un novio a distancia
que los labios más cercanos no son los de él,
que abordo tu boca sin permiso
que no encuentras remedios para alejarme
y te juntas a mi sombra.
Para vencer el miedo
tendríamos que mirarnos desnudos
semejantes a Dios hecho carne en la memoria,
sacrificando el tedio, la angustia, el pudor innecesario
de una sociedad que no reconoce
más consigna que su propia mentira.
Son tiempos difíciles me dirás
mientras pongo mi lengua y mis labios,
al servicio de tu cuerpo.
Afuera la ciudad existe tranquilamente lejos
con su ruido mecánico y agitado
quizás en este mismo momento,
un par de muchachos hablen los temas que ahora callamos
pero para ese entonces
toda la ciudad nos importara un carajo.
Colaboración de Omar
Cuba