¡Esplendor de ideas e intuición femenina! Amor platónico hecho carne en cuerpo. Esculpida en el reino y la realidad de las arenas. Triunfante ante las rodillas doblegadas de héroes pasados Bellos pechos y cúspides de vértigo abiertas. A mí llegaste con el balance de la espuma
atravesando los campos de voces seductoras y los prados de amor poluto de los potros tentativos. donde dejaste sus rosas bañadas de amapolas pasionarias. Mujer rodante mía,
que un día hundiste tu aroma celeste de pincel en mi vida sin clemencia con la daga de besos derramados.
mi corazón de velo se llevó la luna y sus relámpagos y mi alma se extravió en tu croma. A tu velo de luz y mano ígneo. A tu entrega pía de caricia y ternura lila. A tu humo azul derivado del fuego de tu caricia. A tu abrazo de dulce artillería escarlata. A tus pies marrones de greba
cuando descalza sembrabas una nueva senda a mis pies de dulce herida y abrías de la tierra sus venas de terrones envolviendo mis piernas de espesura. Arrolladora como grúa levantaste mi camino de pescado hacia el abismo y supe que era la brecha del amor y nuestro destino.
Bordada con hilo dorado tus senos de patrimonio, el espacio ensanchaba sus piernas y retrocedía como si el mundo asomara sus ojos a la octava maravilla, de todos los murales derribados a tu piel de liso diamante. rondando la paleta y acuarela de los cobrizos fulminantes.
Colaboración de Ricardo Álvarez
Argentina