Te esperé.
Hoy como cada mañana te esperé, esperé sentada en ese lugar
ese hermoso lugar que escogimos para encontrarnos
ese lugar en el que, aunque no estés, te siento cerca
aun y cuando tu presencia física no esté.
En ese lugar en el que mis labios probaron lo dulce de tu voz.
Y día a día ansían volver a sentir las vibraciones que provocas en mí.
Hoy como cada día, esperé.
Imaginando lo que diría, lo que haría al verte.
Imaginé que correría a tus brazos, me refugiaría en ellos
y me envolvería en tu aroma, en tu esencia
disfrutaría y guardaría en mi corazón esos momentos junto a ti
en los que nada alrededor importa, solo lo que siento por ti.
Esperé, sentada, como cada día.
Esperando una señal, algo que me indicara que llegarías a mí.
Solo que al igual que cada día
esperé por ti y nunca llegaste.
Suspiré profundamente, porque sé que nunca pasará
Porque sé que no me amas, no te importo como tú a mí.
No sé por qué, aun sabiendo que nunca lo harás.
No sé por qué cada día llevo la misma rutina.
No sé por qué, si sé que nunca pasará.
Te sigo esperando, sigo llegando temprano a ese lugar
donde guardo la esperanza de que algún día llegues,
donde, de mis ojos, cada día brotan lágrimas por tu ausencia
y entonces, se hace tarde y tengo que seguir mi camino.
Miro hacia atrás con la esperanza
de que tu silueta se refleje en mi mirada
solo que eso no ha pasado, y sé que nunca pasará
pero tengo que seguir mi camino, levantando mi cabeza
sonriendo a las personas que pasan a mi lado
fingiendo una alegría que mi corazón no tiene porque no estás ahí.
Sé que mañana será lo mismo,
sé que mañana volveré a llorar porque no llegaste.
Pero también sé que volveré a estar ahí, esperando tu llegada
esperando tu presencia
y aunque sea un instante de felicidad junto a ti.
Por lo pronto, hoy, hoy también te esperé.
Es un hermoso y bello amor prohibido pero no puedo ni quiero dejar de amarte.
Colaboración de Dey...
México