¡Esta noche puedo escribirte el mejor poema de amor!

Puedo escribir
que tu risa de luna llena nace
del vientre del espacio oscuro,
de donde emerge y mira.

Mira hacia mi boca con deseo de estrella,
reluciendo como tus dientes amantes,
mortales y asesinos,
impúdicos de belleza.

Tus ojos inauguran la fiesta de la noche y
los astros salen a pasear el cielo,
reflejan en los mares y los ríos,
el brillo perlado de tus ojos nacarinos y
el papel transparente de tus párpados ilumina el telón de la noche.

Puedo escribirte
que los planetas conjuran con las estrellas
y tejen una sutil telaraña de blanco marfilado
con cada letra de tu nombre.

Que el beso fugaz de una nova,
enamora al vientre del crepúsculo y se hace beso eterno,
mientras Marte corteja a la Tierra en tu nombre,
escribiendo una carta de amor con tu brazo flexible
de sauce con que abrigas mi cuello, y
de tu piel de guante de lana carne,
emperatriz de la caricia que derrite al invierno
tu risa de clon de circo y el mohín acróbata
de tus labios en la cuerda floja del beso.

¡Puedo escribirte el mejor poema de amor esta noche!
Pero no puedo escribir
a los genes perfectos de tu boca,
ni al jardín colgante de tu pubis
ni de tus ojos de abismo profundo
el destello con que ciegan,
ni que la noche se enciende
cuando cierras tus pupilas, y
se enarca la luna con tus cejas.
De tus manos de juguete
¿Qué escribiría?

Y de la espera, compañera mía.
De la espera a tu lado

¡Cómo escribir qué sería una vida!

Colaboración de Ricardo Álvarez
Argentina