Entre tus inquietos sueños de niña
ya florecieron las ansiedades de ser deseada
y mirándote al espejo, los movimientos de tu cadera
danzaban ante tus ojos y los míos.
Oh cuerpo de mujer formándose sigiloso,
entre juegos peligrosos y queriendo llamar
la atención de un hombre dormido.
Caricias prohibidas en la oscuridad,
deseos fugaces, curiosidades,
satisfacciones del momento y mañana quizá.
El tiempo transcurre y el juego
se vuelve cada vez con más gozo,
queriendo ocultar el no desear,
pero la piel temblorosa decía que sí
a cada caricia que recibía sin musitar.
Aquella noche tocó la puerta del viejo zaguán,
sigilosa entre las sombras se ocultó
entre mis brazos deseando ser poseída,
con una bata transparente demostraba con picardía
que no había interiores que perturben la faena,
en su corta edad demostraba su audacia
en el capítulo del amor y del placer.
Mi corazón latía a punto de reventar
y entre sus labios ensarté los míos,
ellos fueron recibidos con pasión.
No hubo un lugar en su cuerpo que no recibiera mi calor,
las horas pasaron lentas aquella noche
y la historia esta quedará en el recuerdo de sus actores
hasta la existencia de este mundo casi irreal.
Este es uno de los primeros poemas eróticos que me he animado a sacar y quien empujó a esta aventura fue una niña-mujer.
Colaboración de El Fantasma
Ecuador