Últimamente, me pasa muy a menudo que me desespero y pongo a contar las horas para que llegue pronto ese momento en el que por fin veré a esa persona, que sé con certeza me llenará de alegría y mucho amor.
Tal cual como una niña inquieta me emociono, reacciono de manera sorprendente al llegar ese momento que no sé si soltar todo lo que tengo en manos y abrir mis brazos de extremo a extremo para así darle un abrazote o cargarme de energías para plantarle a mi chico un besote. Y es que, todo eso que me pasa junto a él es tan extraño, diferente y en ocasiones hasta inexplicable, pues me niego a aceptar que pueda gustarme tantísimo como para al estar sola y recordarnos, respirar profundamente y alegrarme.
No se cuántas sensaciones antes he tenido similares, que en seguida trato de recordar para como mujer al fin comparar, pero desisto y/o olvido al instante porque no hay nada que comparar. Cuando no me encuentro cerca de él hay algo que me conecta, en si nos conecta.
Coincidir seguidamente con detallitos hacen de esta relación un encanto, conversar con él me hace grabar en mi memoria cada palabra. Y ¡uf! ni comentar más de las cuántas cosas me provoca este amor, no acabarí, y tampoco quiero, pero apenas acabo de empezarles a contar lo que parece será una gran historia de amor.
Colaboración de CandyVhorst
República Dominicana