Dormida una noche soñé contigo
desperté y por obra del destino habías aparecido
seguí soñando, imaginé qué me querías
despertaba y pensaba que lo hacías y sin motivo,
sin razón, sin previo aviso.
Yo no sabía que algún día
en mi destino tú intervendrías.
Cambiarías mí mundo, lo voltearías patas arriba
y cómo no, si eres lo que siempre soñé,
lo que siempre esperé, el qué siempre querré
y al que nunca tendré.
Colaboración de Dayana Garsa
México