Aunque tus labios
no toquen más
la tibieza de los míos
y tu silueta se disperse
como rocío que se pierde
al levantarse la mañana,
aunque tu sonrisa se aleje
como la ola que se esconde
después de acariciar
las suave arena de la playa,
a pesar de todo, te amaré.
Aunque tus palabras
ya no suenen como el eco
desvanecido entre montañas,
a pesar de que te marches
como el barco
que navega a la deriva,
aunque tu cuerpo
ya no esté junto al mío
y sienta que mi alcoba es ya
morada de un fantasma solitario,
a pesar de todo, te amaré.
Colaboración de Víctor Hugo López Cancino
México