Como el sol y la luna, que viven enamorados, desde los inicios de la historia, así lo estoy yo de ti, pero hoy fue un día tan especial, que no puedo dejar de escribirlo. Hoy me sentí otra vez en tus brazos, disfruté de tus labios, esos labios que no son míos; si eres un hombre prohibido.
Pero dicen que lo prohibido es lo divertido y si, ¡es cierto! Pues yo disfruto cada momento cerca de ti, sentir tu aliento, tu piel y hoy sé que no te soy indiferente, pues hoy me dijiste que disfrutas de mí en la intimidad, esa intimidad que se da a cuenta gotas, pero que deja una huella tan profunda en mi ser, tal es así, que en este momento sólo pienso en el siguiente encuentro que tendré contigo.
Me siento como una adolecente, que espera con ansias el siguiente encuentro, pero el nuestro en un cuarto de hotel. Donde nos entregamos sin pensar en nada más que disfrutar nuestro momento, pues al cerrar la puerta queda afuera nuestro pasado, presente y futuro, sólo por disfrutar un instante de entrega, rebasando todos los límites, viviendo nuestro propio presente aún sin saber si tendrá futuro, pero eso que importa, si al tocarme, besarme y hacerme tuya no importa nada más, nada más, sólo tú y yo. Ese tú y yo que a cada paso escribo en esquinas, rincones y en mi corazón, que hoy late por ti, y repite a cada latido tu nombre. Tuya por siempre, porque siempre estarás en mi corazón y mente.
Es una carta para un amor imposible, pero que para mi es vivir un sueño.
Colaboración de Agua Amatista Corona Hernández
México