Es media noche,
una media noche cualquiera,
para muchos, no lo es,
pero para mí no es la media noche que yo quisiera;
es triste y desolada,
es oscura y temerosa.
Entre estas cuatro paredes no hay nada
tan solo yo y cinco personas extrañas,
el silencio rodea la habitación,
tan solo escuchando el eco de alegrías ajenas
junto al sonido de una sirena;
los juegos artificiales
muy pocos son los que logran ver,
más son los que se logran escuchar,
entre el bullicio de este año nuevo que acaba de comenzar.
Es año nuevo y yo siento ganas de llorar
envuelta entre estas sabanas blancas
de este frío hospital.
Colaboración de Carolina Sandoval
Chile