Anoche soñé que soñaba que el diablo existía… Y que el infame desgraciado raudo me desvestía… Para ponerme en brazos de la mujer que amaría… la que a mi vida no se había presentado por el vaivén de la vida... pero con la que pronto tropezaría por el maldito destino que a mis brazos la arrojaría.
Soñé yo que soñaba con algo desconocido… algo profundo y sincero que mi corazón desgarraría, para arruinarme la vida y someterme al fracaso que jamás abandonaría.
Anoche soñé que soñaba que el olvido aparecía… y que sólo me dejaría hasta encontrarme desnudo en brazos de la mujer que el diablo designaría.
Ricardo, Alejo y Castillo doy gracias al inexistente destino por haberlos puesto en mi camino, su Dios los bendiga.
Colaboración de Pablo Cesar Peña
Colombia