Hoy recordé lo vastas, interminables y finitas que eran las noches sin ti,
Pues habia olvidado lo encogidos y acabados que nuestros cuerpos se hacían para contener nuestras almas,
Fulgorosas y capaces de anquilosar cualquier fantasma, incluso el fantasma de la duración de la noche y la soledad.
Hoy recordé lo llanas, parcas y desabridas que eran las mañanas sin ti,
Pues habia olvidado la dificultad de mi cuerpo en crear energía para vitalizar a las miofibrillas de mis extremidades,
Vigorosas por si mismas de animar a la biología pura, la biología que nosotros mismos ablandábamos y humanizábamos.
Colaboración de Leo
Chile