Me he tomado la libertad
de mirarte como se debe mirar a una mujer,
de disfrutar extasiado de tu andar
cuando te alejas y cuando te acercas,
de tener poemas fuera de límites
planeando cómo seducirte y conquistarte,
de cómo agigantarme por encima de mi propia mediocridad
para llegar a transformarme en ese amante mágico
con el que sueñan todas las mujeres.
Te pienso sin prohibirle nada a mi mente
porque no quiero ser un galán acartonado, vulgar, tedioso y repetido
siempre previsible en el cuándo y dónde.
Y es por eso que tengo en lo profundo de mí ser
un lugar especial a salvo de toda indiscreción
donde doy rienda suelta a mis obsesiones
y disfruto tu conquista por adelantado.
Como verás son varias las libertades que me he tomado
de las que no me avergüenzo, ni arrepiento.
Y tú, ¿qué piensas ahora al enterarte?
En realidad no me importa lo que pienses,
yo te amo así, sin restricciones,
por encima de códigos, normas o ideologías,
por encima de las tragedias, tristezas o cataclismos,
sin importarme cómo me ves, ni si te gusto, o si te repelo.
¿acaso alguien puede prohibir que te amé?…
¿podrías tú prohibírmelo?
Nadie podría, nadie, ni siquiera Dios;
porque soy libre de amar a quien me plazca
y tú eres mi elección, libre, libre, libre …
porque el amor es libre o no es amor.
Colaboración de Ante Kastela
Uruguay