Gracias le doy a la vida
por no haberme dado tanto
y así conocer la orilla
del otro lado del lago.
Gracias le doy al silencio
Por haber siempre callado
esos pensamientos míos
que quisiera no haber pensado.
Gracias a mi ignorancia
que siempre me ha perdurado
y así respetar a Dios
y no querer igualarlo
Gracias a mi perro viejo
que siempre me ha halagado
y aunque los vientos cambian
él siempre sigue a mi lado
Gracias al buen amigo
que en la mala, conmigo ha estado
y el sello del vil metal
nuestra amistad, no ha marcado.
Gracias al día y a la noche
gracias a la risa y el llanto
gracias le doy a la vida
por enseñarme lo bueno,
por enseñarme lo malo.
La vida es una escuela, donde la conciencia se educa.
Colaboración de Hugo Fredy Aros
Colombia