Con su esbelta figura,
ese enigmático ser,
despierta entre las féminas amargura,
en el hombre el placer del querer.
Camina por vías de odio,
pasea por campos amorosos,
espinas pisa con descuido,
tropieza con entes calurosos.
Se halla en ojos de la envidia,
en ella se encuentra el deseo,
es la Venus del momento,
la Helena de Troya moderna.
Colaboración de Gabriela J. Alanis
México