Y aquí estoy un día más. Sé que es domingo y son las 12:20 de la mañana. Sé que hay levantarse temprano pero hoy me nació escribir, hace tiempo que no lo hago, no recuerdo exactamente cuándo fue la última vez que lo hice. Y fue para alguien muy especial. Hoy me nació hacerlo y deseo expresar estas emociones, sentimientos que en este momento me invaden.

¿Por dónde comenzar? Empezaré a deshebrar la madeja arremolinada en mi mente, esta noche clama un lugar en mi carta, remontando a un vórtice de recuerdos y reflexiones profundas, viajando a mi pasado. No sé cómo empezar porque han sido tantas cosas en mi vida últimamente. Muchas alegrías, logros, de repente tristezas, sentimientos encontrados, confusiones en fin. Me concentraré en lo que siento en este momento.

Hoy nuevamente, contemplando el anochecer desde la terraza de mi casa, vuelvo a escribir una carta, quizás sin sentido, y a pesar de saber que no me atreveré a que alguien la vea o la lea, quiero escribir y reflejar sentimientos, emociones y quizás salga algo de lo que retiene mi inconsciente. En este momento siento una dulce paz, me siento extraña, mirando la luna cuya luz atraviesa mi jardín y me embriaga de esa dulce sensación de calma.

Estoy sola pero siento en ocasiones la presencia de alguien muy cerca de mí. Mirando la luna imagino una imagen que se refleja en la luz que la luna derrama sobre el jardín de mi terraza, y el viento cálido de la noche me acaricia suavemente como si fueran unas manos protectoras, mantengo intactos mis recuerdos y si pudiera pedirle a una estrella un deseo en una noche cualquiera, le pediría algo sumamente especial.

Sé que es tarde ya pero aun no tengo sueño, solo escucho una guitarra de fondo, no sé de dónde ni cómo a estas horas casi de madrugada, escucho las cuerdas delicadas de una guitarra y un silencio pacifico que me invade totalmente. Pienso tantas cosas en este momento que lo único que deseo es escribir y que hable mi inconsciente.

Me hundo en lo más profundo de mis cartas, reviviendo sonrisas, recordando miradas y soñando con unas manos que me acarician. He pasado noches bajo el mismo techo y soñando entre las mismas sábanas. Recuerdo un calor, un aroma. Recuerdo, he imaginado unas manos que no se atreven a tocarme. Esos labios húmedos y cálidos que no se atreven a besarme. Y aquí estoy, entre las sábanas de mi cama.

Imaginando una y mil veces cuándo llegará esa tímida caricia, cuándo esas manos recorrerán mi cuerpo y ese aliento aliviará el dolor, el dolor que mi piel padece cuando se acercan sin tocarme. No puedo evitar recrear esos momentos, que imagino cada vez que escribo o me apasiono por tan solo un beso o una mirada tierna.

Si pudieras ver mi alma, entenderías que una vida no basta para explicarte cuánto deseo y quiero fundirme en una nueva vida, en unos sueños y en un corazón para que así de esta manera tan sencilla, yo pueda mirar en la misma dirección, bajo el mismo cielo, respirando el mismo aire, dejando atrás el camino lleno de abrojos y espinas que ya nunca volverán y volar tan alto como las mariposas.

En este momento me invade un sentimiento, es como estar en el espacio quizás, que flotas, todo es frío, lo ves pero no lo puedes tocar; ves estrellas, ves planetas, ves sistemas. Pero no puedes realmente sentirte como parte del todo, como un mero espectador de lo que sucede, y lo único que se sostiene en la mano es un pasaje de ida hacia una estrella, que todos me han garantizado que es el correcto, que todos me dicen "solo tienes que esperar".

La espera se me hace infinita y el tiempo se expande y mi espacio se contrae, en uno cada vez más y más pequeño donde apenas respiro, pero yo aún tengo mi ticket de ida hacia algo que quizás no existe y que solo imaginé. No sé quién es. Tiene la forma de sombras oscuras que pinchan mi alma, intentando despertarla de su sueño, uno que ya lleva años. A veces tengo corazonadas, a veces malas, a veces buenas. Es miedo, un poco de inocencia, mucha timidez e inexperiencia.

Ya casi es la 1:30 de la mañana. Creo que me emocioné escribiendo, llevaba algo de tiempo sin hacerlo. Ya me siento un poco liberada de emociones y sentimientos arraigados y me sirvió escribir y relatar un poco de mi sentir en esta noche cálida y pacífica, quizás habló mi inconsciente, aún no lo sé. Lo único que puedo expresar es que me encanta escribir y que lo hago cuando siento esa necesidad de expresar un poco de mí.

Colaboración de MinaEstrella
México