¡Mátame! termina con mi alma de una vez y para siempre,
acaba con mi sueño marchitado,
libera el niño que en mí ha quedado preso,
hechizado y lastimado de tan cruel rechazo,
mátame con un golpe fulminante…
Con tus ojos fríos llenos de desprecio,
con palabra hiriente que se burla de mi suerte
mátame y después toma mi corazón,
llévalo lejos hasta dónde nunca más vuelva a sentir el cruel desprecio
mátame y después vete y olvida para siempre
que no mataste nada, pues yo, ¡ya estaba muerto!
morí por ti el día que te vi…
Colaboración de
Miguel Barragán
México