Si, te extraño.
Al salir de casa cuándo camino
a la parada del autobus, mi pensamiento
viaja, se traslada a un universo en dónde
mi vida, mi cuerpo y mi calor, coinciden contigo.
Quiero escucharte, escuchar mi alegría que me asalta,
hacer tu corazón palpitar un poco más de lo normal
enamorarme, enamorarte con voz suave y dulce, invitarte
a que no te vayas, que no te alejes, a que permanezcas
a pertenecerte... susurrarte tiernamente: ¡Quédate conmigo!
Tomaste una decisión, incluso, sobre mí
querías no volverme a escuchar, no saber más de mí
y a partir de ese momento, se cumplirá tu deseo.
No más cursilerias, no más mensajes ocultos que te permitan
comprender que al parecer, yo solo de ti me enamoré.