Son mil llaves y mil cerraduras. Tan inaccesible ese pozo de materia gris. Controlado (casi como un imperio) por dos o tres pensamientos, vestigios de un pasado animal. Como los que manejan la sed de un perro o el sentimiento de territorialidad de otro.
Recóndito, casi invisible, y yo buscando un acceso. No lo encuentro.
"Fuiste vos, todo es tu culpa" dice el eco desde dentro. "Fuiste vos, es tu culpa" grita la voz de afuera, desconsolada, casi suplicando, buscando un poco de ternura para poder hacerse entender.
Yo, yo, yo y solo yo tengo razón, ¿por qué habría de estar mal? ¿Por qué no los demás? pero ¿y si soy yo? ¿Yo? No, no, no puede ser. ¿O no? mejor dejar de culparme y no intentar abrir las cerraduras de ese pozo gris, puedo lastimarme y es peor que una ingenua felicidad.
Colaboración de Mezcalito
Argentina