Lunes 09, Mayo 2011.
Hora: 12:11 AM.
Necesidades, físicas y psicológico-mentales, facilitando el camino, desplegando oportunidades, alimentando sentimientos y confundiendo pensamientos. Ocasional y permanentemente cautivados por formas, colores, sabores, olores, amores… Atrapados desde las raíces más profundas de lo conocido e ilusionado por conocer. La caída nos trajo a un mundo que arroja papeles, sensaciones y emociones tan sólo con un pequeño escudo en forma de raciocinio que muchas veces no es tomado en cuenta a la hora de actuar y tomar decisiones. Moldeándonos con cada pincelada que el ambiente nos ha brindado.
Estamos rodeados de personas que de alguna u otra manera nos dejan huella a cada minuto, para bien o para mal, lo hacen, y muchas veces sin darnos cuenta aun cuando las tenemos de frente. Tal vez las memorias sean pocas, quizás desaparezcan o posiblemente perduren. Siendo poco capaces de notar la aproximación de alguien importante para añadirse a la telaraña de relaciones humanas-personales a la que diariamente escalamos, percatados de presencias extrañas pero igualmente interesantes y agradables.
Momentos en los que no sabemos cómo llegamos al norte sin haber indagado antes por el sur y conocido sus lados, pero, reconociendo lo maravilloso que todo se ve desde arriba, corriendo riesgos que aparentemente cierran nuestros ojos a sabiendas de que alguna caída podría llegar a ser hiriente y cortante. Personas con las que compartimos instantes por casualidades de la vida, personas que nos vuelven incapaces de tener la mínima idea de que podrían convertirse en dueñas del reflejo de nuestros ojos en los suyos cada mañana.
Aprender a observar y valorar, a tomar en cuenta, a aceptar que cada una de esas almas está rozándonos por algún motivo tal vez divino o tal vez del destino, tomarlas o dejarlas es una decisión aparentemente fácil y posiblemente irrepetible. Elecciones. ¿Qué hacer con aquello ‘correcto, inalcanzable, prohibido’? Y que cuando te encuentras empapado dé alguien producto de la fragancia inventada por el alma, ¿por la visión y por la imaginación? Y ¿qué con el deseo? Y ¿qué hay del respeto cuando el corazón, la admiración, el pensamiento y el amor te invaden? ¿Eliges izquierda o derecha? ¿Eliges vivir o morir literalmente? Y ¿qué del tercero… del dueño?
He vivido situaciones en las que sólo hay dos opciones: o entregarme o rendirme. He optado por rendirme y no por falta de valor sino por respeto a esas relaciones humanas-personales ajenas. ‘El fruto prohibido’ lo llaman. Pero, como ignorar ese fruto jugoso, ardiente y atractivamente delicioso aun cuando sabes que algún día ese ‘ser’ fabuloso se despegará ¿de ese tronco que alguna vez lo mantuvo vivo? ¿Cómo hacerlo cuando estás hambriento? ¿Es pecado cortarlo, limpiarlo y comerlo para satisfacer esa necesidad irracional e incomprensible con la que llegamos equipados?
¿Cómo desencantarse y separarse de una persona cuando todo lo que hace es envolverte y cautivarte? No, definitivamente ni a un lado ni al ¡otro!
Hablarlo, dejar ir a esa persona y esperar el momento adecuado: mis reglas. Tomarlo y apuñarlo haciendo daño: mis odios. Pero, ¿qué hay de hoy? Sólo preguntas, sufrimientos, confusiones y deseos indesligables del alma de la mente. ¿Quién es el causante de esos dos sufrimientos? ¿El dueño, el esclavo o el ladrón?
01:10 AM
Colaboración de Carmen Montalvo
México