Cuando termine de sonar tu voz... Te pondré inmenso, dentro de mi intención... Y luego me pondré yo... Con mis ganas... De acercarme a susurrarte sin inmediatez al pie de tu escalera. Y tropezará mi impaciencia en tu cuerpo, atrapado sin remedio, en los pliegues de mi armadura.
Una escalera para subir... Con una coraza para que las lágrimas si no son necesarias... Resbalen...
Colaboración de Sonia
España