Soy cenzontle calentano
que canta siempre en el llano,
mi trino es hermoso y fuerte
porque yo soy guerrerense.
Y canto de rama en rama
y que mi canto lo escuchen,
como se escucha el violín
la guitarra y tololoche.
El arpa y la tamborita
la jarana y guitarrón,
la mandola y mandolina
que me llega al corazón.
Les canto a todas las hembras
para mí siempre hermosas,
desde una guacamaya
hasta una chuparosa.
Les canto a las cuichilingas
y también a chachalacas,
palomas y golondrinas
calandrias y hasta güilotas.
Lechuzas y primaveras
cuapuas y hasta urracas,
y que ninguna se sienta
pues mi canto no es de otra.
A tortolitas y chicas
y a ninguna desdeño,
si son solteras sin dueño
se me quita hasta el sueño.
Les canto siempre al oído
para que escuchen muy bien,
y aquellas que tengan marido
se les enchinen la piel.
Y no soy pájaro carpintero
pero también hago casa,
de chucunpu o cueramo
de Brasil o palo de rosa.
Corongoro o cascalote
de cirian o de tecuche,
cucharillo o de huizache
de mezquite y hasta pinzan.
De trueno o de parota
pues toda es madera maciza,
y no sea qué alguna
ande buscando de prisa.
Tampoco soy chupamirto
pero me gustan las flores,
y más de tierra caliente
de donde son mis amores.
Y siempre en casa tendrán
un fresco ramo de flores,
de flor de san Nicolás
la dueña de mis olores.
Ya con esto me despido
de la región calentana,
pues soy como el río balsas
que crece y se lleva ramas.